miércoles, 12 de mayo de 2010

Forlán y Agüero hacen al Atlético campeón


----------------------------------AT. MADRID 2 - 1 FULHAM------------




"Qué manera de sufrir", como dijera aquel y "qué manera de ganar"... Fiel a su estilo de vida, el Atlético de Madrid ha ganado la final ante el Fulham en una agónica prórroga con la que se proclama campeón de la Europa League. Forlán esquivó el fatalismo histórico del club rojiblanco evitando unos penaltis marcando el gol de la gran victoria rojiblanca a falta de cuatro minutos para el final de la prórroga. Se lo merece el Atlétic, se lo merec su afilón, se lo merecen sus jugadores. La historia y la suerte se reconcilian por fin contra el Atlético de Madrid, que vuelve a ser campeón. Gran partido del Kun Agüero, de Domínguez, de Jurado y de Forlán.

La consecución de este título es un triunfo vital del Atlético a todos los niveles. Sobre todo para la afición, castigada esta última década a sufrir. Es una inyección para los jugadores, siempre o casi siempre criticados. Y es agua bendita para la directiva, que ha sentido el desprecio de buena parte de la grada en diferentes tramos de la temporada. La recomposición del equipo y casi diría de la institución, que vuelve a tocar un título, ha sido canalizada por un hombre: Quique Sánchez Flores. Llegó a finales de octubre y ordenó un vestuario eternamente inestable. La disciplina y sentido común de Quique se transmitió al juego y el juego conectó a una grada que desconectó las iras con el palco. En parte por apuestas valientes como la de De Gea o Tiago, confianza a una defensa que hacía aguas y mimos a jugadores más inestables como Reyes. Aunque siempre mandan los resultados, y sobre todo los títulos.

Era demasiado tiempo sin sonreír en Europa. Sin pasear los colores y el sentir victorioso del Atleti por el Viejo Continente. 48 años de sequía y decepciones que hoy han quedado atrás, para el recuerdo borrable de un club con solera que este 12 de mayo ha vuelto a escribir una página gloriosa en su historia. Después de la consecución de aquella Recopa ante la Fiore, en 1962, el Atlético de Madrid padeció en esta misma competición en la final contra el Tottenham (1963), y el Dinamo de Kiev (1986); y, aún más doloroso, en la Copa de Europa de 1974 ante el Bayern Múnich. El dolor de ese largo peregrinaje se ve mitigado con la gran victoria de hoy: el Atlético es, con letras mayúsculas, el primer vencedor de la Europa League, antigua Copa de la UEFA y anteriormente Copa de Ferias.

"Atleti, Atleti". El grito rojiblanco recibía a los dos equipos en un Hamburgo Arena repleto de nervios. Ingleses y españoles, hermanados por las calles de la ciudad alemana, esperaban a unos jugadores que temblaban en el túnel de vestuario. Tensión previa, "hasta que la pelota echa rodar", como dijo Forlán antes del partido. O hasta que llegue el primero, pensaría. No tardó el Bota de Oro en presentar sus credenciales, en reivindicar su puntería, en acallar las voces que le discutían. La primera que tuvo la mandó al palo, la segunda a la red. El Atlético se adelantó tras una jugada a pierna cambiada de Reyes, la bajó de cabeza Simao y la intentó reventar Kun, pero falló y la pelota llegó mansa a Forlán, que de un toque subió el volumen de los cánticos rojiblancos.

Pero estamos hablando del Atleti, y el Atleti siempre complica lo que parece sencillo. Siempre. Se vieron campeones los de Quique por el gol, por la pobre propuesta inicial del Fulham; por la inspiración rematadora de Forlán y por la soltura creativa de Agüero. Era el minuto 32, demasiado pronto para los festejos. En el primer acercamiento serio de los Roy Hodgson, el Atleti mostró su peor cara: la defensa. Nadie fue capaz de cerrar a Zamora, ni de despejar después. Y Davies, de volea fusilaba a De Gea. Era irremediable, casi 'antiatlético', ganar una final sin sufrir. El Atleti pidió una mano en el área de Konchesky, pero Rizzolli no lo vio claro. Ujfalusi y Reyes, con sendos disparos, no evitaron el empate al descanso. Muy bien el meta Schwarzer, en todo el partido.

Salió vivo de la primera parte y se creció en la segunda. El Fulham mejoró en el toque, ganó en profundidad y se agrandó en espíritu. Incluso se oyó ligeramente a su gente en las gradas alemanas. Gera, el mejor de los ingleses, rompió las líneas del Atleti; Etuhu se hizo con el centro del campo; y Davies pegó todo lo que pasó por sus botas. Un disparo del galés a pase de Antonio López lo salvó De Gea con una gran intervención. El Atlético, que perdió el desparpajo, se partió y se limitó a la contra, fiando su destino a una jugada aislada, a la estrategia o directamente a la suerte. Mal presagio tratándose del Atleti. Y más en la prórroga. Fue inevitable alargar el partido porque el Fulham apenas dispuso de jugadas a balón parado, y porque el Atleti retomó tarde el control. Lo hizo de la mano de José Manuel Jurado, que reactivo al Kun y a Forlán, desasistidos. El Atleti abusó de balones altos al área, y ante las torres inglesas, era imposible. Kun intentó deshacer el empate tirándose en el área, pero no coló.

Con más de 60 partidos a sus espaldas, Atlético y Fulham simplificaron sus ataques y maximizaron sus defensas para forzar los penaltis, aunque el Atleti los intentó evitar hasta la extenuación, consciente de su suerte. Pero casi siempre con balones altos. Forlán, en el 101', inquietó a Schwarzer, y luego ni Salvio ni Agüero acertaron a meter el balón dentro. Kun fue incluso a mirar que la red no estuviera rota por si se hubiera salido el balón. No entró el balón, porque no habría sido del todo épico. Era mejor ganar a falta de un suspiro. Kun corrió, tanto que parecía que se iba a caer por inercia. Llegó, regateó y la metió para Forlán que otra vez de un solo toque marcó el gol de la gloria rojiblanca. Volvió el glorioso después de 14 años sin ganar títulos, el Atlético de Madrid vuelve a aspirar a otro histórico doblete. La primera Copa ya la tiene. Enhorabuena y a Neptuno.

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Nadal tumba a Dolgopolov

Rafael Nadal debutó con una solvente victoria en la edición de 2010 del Madrid Open. El balear, número 3 del mundo, doblegó al semidesconocido Oleksandr Dolgopolov Jr. en dos mangas (6-4, 6-3) y se medirá a John Isner en octavos de final.

Como si fuera a mala leche, minutos antes de que Nadal y Dolgopolov saltaran a la pista comenzó a llover sobre Madrid, aunque la leve intensidad de la misma permitió que no se llegara a cubrir la Pista Central. A pesar del ambiente frío, Nadal comenzó el partido como viene siendo costumbre en las últimas fechas, es decir, llevando el timming del juego desde el primer punto y poniéndose por delante en el marcador antes de sentarse por primera vez en la silla. El ucraniano pronto enseñó sus cartas: saque potente, ataque con el drive, subidas a la red a las mínimas de cambio y una retahíla de dejadas con más errores que aciertos.

Pero Nadal está hecho de otra pasta, sobre todo cuando juega sobre arcilla, como para inquietarse con esas argucias. Levantó al público de sus asientos con cada uno de sus passings e incluso se permitió el lujo de intentar un golpe por debajo de las piernas que sin embargo no llevó a buen puerto. Reaccionó el jovencísimo ucraniano de apellido impronunciable al final del set, pero ya era demasiado tarde. La primera parte del pastel ya tenía duelo español.

Un muro llamado Dolgopolov
Bien por el frío bien porque Dolgopolov se convirtió en todo un muro inquebrantable, al partido se le fue el ritmo. Nadal no estaba fino y fallaba más de lo en él acostumbrado. Incluso lo pasó mal para mantener el servicio. El ucraniano desaprovechó una bola de break en un maratoniano cuarto juego y tuvo contra las cuerdas al balear dos juegos más tarde, pero quien perdona a un jugador de la talla del español, afincado en lo más alto de la clasificación mundial, lo acaba pagando. Nadal encontró su oportunidad en el séptimo juego, doblegando el saque de un meritorio Dolgopolov que no le dio la espalda en ningún momento al encuentro. Finalmente el set tuvo el desenlace previsto y no hicieron falta más que 19 juegos (6-4, 6-3) para que Nadal escribiera el primer episodio de su andadura en el Madrid Open 2010.

En octavos de final, el rival de Rafa Nadal será el gigante estadounidense John Isner, el segundo jugador más alto en el circuito ATP (sólo por detrás del croata Ivo Karlovic). Isner se impuso en segunda ronda a una de las revelaciones del torneo, el colombiano Santiago Giraldo, en tres mangas (1-6, 7-6, 6-2). Nadal e Isner sólo se han visto las caras en una ocasión, en los octavos de final del pasado Masters 1.000 de Indian Wells, donde Nadal acabó ganando tras ceder un set: 7-5, 3-6 y 6-3.


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