domingo, 8 de febrero de 2009

El Betis cambia la historia


Trece años eran demasiados para el beticismo, un mundo, una barbaridad. Desde el lejanísimo año 96 el Betis no tomaba Nervión, territorio del eterno rival, del enemigo en casa. Los de Chaparro recuperaron un respeto perdido, un respeto que pisoteó el Sevilla durante los últimos trece años en el hogar del sevillismo. Un minuto decidió el derbi del color especial.

El Sevilla recibió una bofetada de su mayor enemigo en su propia casa. Los golpes entre vecinos duelen más que otros y los de Jiménez quedaron heridos por un Betis efectivo, que aprovechó su momento. En un minuto, la roja que vio Duscher se quedó en una medianía. Segundos después del castigo justo que recibió el argentino, el cuero acabó en las redes locales. En un abrir y cerrar de ojos, se había acabado el derbi. Una entrada estúpida de Duscher, un pase milimétrico de Melli, un toque útil de Sergio García. Gritó la Sevilla verdiblanca.

Fue el Sevilla el que más buscó el gol desde el pitido inicial, el más valiente. Acosta al lado de Kanouté, el toque de siempre en los costados y el peso del partido en las botas locales. El Betis, paciente, ordenado, tuvo las cosas claras. Aguardar, esperar y montar la contra. Con Oliveira como referencia los planes tienen otra pinta. El brasileño, el deseado, salió de inicio y, ya de por sí, generó otras sensaciones.

Ricardo es de los delanteros que infunden respeto. Diferente, rápido y con dinamita, la que lleva echando de menos el Betis toda la temporada. Los de Chaparro ganan con el regreso de un futbolista especial, que 'redebutó' con el Betis como los grandes; en un derbi, viendo puerta y besando el escudo bético.

Victorias y derrotas
Faltó fútbol en el cara a cara sevillano. Pasión, intensidad, pero vacío. El Sevilla tuvo el mando, pero no encontró agujeros en una defensa con las ideas claras. Navas quiso lanzar a su Sevilla desde el costado. Capel, en la otra, fue el gran derrotado. Nelson, un gran lateral, le borró del mapa.

El paso por vestuarios no cambió la cara de un partido diferente, que se aleja de la normalidad. Todo parece más enorme en un Sevilla-Betis. Jiménez y Chaparro, que tienen el derbi grabado a fuego en su piel, no cambiaron las tornas. El Sevilla demostró que teniendo el balón se puede perder. El Betis no contó tanto con él, pero sí lo usó con más inteligencia. No lo abrazó, lo trató a fogonazos.

Un giro al guión
La ambición nervionense no encontró el premio que buscó, un minuto acabó con la película, con la sonrisa sevillista. Volvemos al 70' de partido. Duscher, sin sentido, fue al suelo, hizo falta y vio su segunda amarilla. Ni le había dado tiempo a darse cuenta de su error cuando Melli encontró el tesoro. El '2' se marcó un servicio a la espalda de la defensa nervionense que sólo vio Sergio García.

El catalán rozó el sensacional pase de Melli y cambió la historia. Marcó el Betis y el Sevilla se despidió del derbi. Oliveira marcó el segundo, Kanouté acortó distancias en la prolongación. Pero, el partido había acabado mucho antes. El respeto lo recuperó el Betis.

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